Añadir otra vuelta de tuerca al universo Matrix cuando la historia esencial que se presentaba en el film original de 1999 había quedado resuelta en lo conceptual en "Matrix reloaded" y en lo narrativo en "Matrix revolutions" solo puede obedecer a un superfluo y mercantil empeño por estirar la franquicia como un chicle. La nueva entrega de la saga se mueve entre el recurso a la nostalgia, con citas constantes o bien a las imágenes originales o bien a situaciones que se repiten más que las sopas de ajo (pelea de kung fu en un dojo de madera, Neo-batería eléctrica localizado en los infinitos campos de producción energética, ...), y los pocos añadidos originales -en particular, la conversión de la revelación de Neo en videojuego- acaban por revelarse un andamiaje insuficiente para sostener algo válido por sí mismo.
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"Para todos los que aman comer mierda". La sutil y subliminal dedicatoria que inserta Lana Wachowski en el minuto 6´19 de su engendro no puede ser más explícita (ni menos considerada) |
Particularmente bochornoso es el modo en que "Matrix resurrections" juega a la autoparodia, con momentos de verdadera vergüenza ajena como la verborrea de un Merovingio convertido en "clochard" brasa, un Neo que parece un "cartoon" de Hannah Barbera comprobando que ya no puede volar o las referencias a la mejora del menú a bordo de la "Nabucodonosor". El trasfondo filosófico del film original -el conflicto entre determinismo y libertad- queda despachado en un par de líneas, y lo que se podría considerar tesis de fondo de esta entrega -el "elegido" ya no es un sujeto, sino una pareja, el agente Smith, el malo icónico (atención: Spoiler) acaba por asumir su carácter de sombra inseparable de Neo y se alía con él y el mal no opera aquí a través de la informática, sino de la psicología- resulta de un descafeinado decepcionante en comparación con las varias lecturas posibles de la trilogía.
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¿Qué sabor de boca puede dejarnos "Matrix IV"? No hace falta ni traduc- ción, porque unos insertos más o menos disimulados ya nos lo aclaran. |
Reducir el barroco y sugerente cyberpunk de luxe de hace 22 años a un espectáculo palomitero tan superficial y predecible es un insulto a todos los fans de la saga. Pero analizadas las imágenes que acompañan esta entrada no parece que el respeto por la inteligencia del espectador sea una de las premisas que ha guiado a la "hermana trans-pesetera" en su caro, vacuo y autocomplaciente capricho. Es de temer que dentro de un tiempo reincida con otra secuela en la que Neo y Trinity llegados a la tercera edad luchan contra el Alzheimer en una residencia gerontológica y les toque rehacer si historia en plan "El diario de Noa". Cosas más raras ha producido Hollywood cuando ha tocado cuadrar el balance de resultados.
(posesodegerasa)
