El curso de la enfermedad y la respuesta inmunitaria en niños y adultos después de la infección por SARS-CoV-2 son muy diferentes. Las células T en los niños tienen una mejor capacidad que los adultos para responder a virus nuevos. Además, de acuerdo con otro estudio reciente, los niños prepandémicos tenían clones células B de memoria capaces de unirse al SARS-CoV-2 y mostraban una reactividad cruzada débil con otros coronavirus, mientras que la sangre o los tejidos adultos mostraron pocos clones de este tipo. Estos resultados destacan la importancia de la exposición infantil previa a los coronavirus del resfriado común, debido a que la exposición temprana promueve la formación, distribución tisular y evolución clonal de las células B que codifican la memoria inmunitaria humoral y permiten la reactividad cruzada para respuestas protectoras futuras a nuevos patógenos.
3- Los niños no transmiten el SARS-CoV-2.
Numerosos estudios epidemiológicos respaldan la evidencia de que los niños y adolescentes no solo tienen menos probabilidades de desarrollar cursos de enfermedad Covid grave, sino que también son menos susceptibles y menos propensos a transmitir el SARS-CoV-2.
Entre casi 2 millones de niños de 1 a 16 años y sus maestros, que fueron seguidos en las escuelas en Suecia, sin la obligatoriedad del uso de tapabocas se reportaron cero muertes por Covid, y muy pocos casos de transmisión.
En Canadá, estudios recientes que monitorearon los niveles de anticuerpos de SARS-CoV-2 en estudiantes y personal docente en 107 escuelas en Vancouver, informaron que 67 escuelas no tenían registros de Covid, y otras 25 de estas escuelas solo tenían un caso registrado. A pesar de la cercanía de los estudiantes y los maestros en el aula, las tasas de transmisión del SARS-CoV-2 entre los adolescentes han sido extremadamente bajas.
Otro estudio realizado en Alemania en hogares con al menos un caso confirmado de SARS-CoV-2 reveló que no hubo ningún contagio entre niños (no hubo transmisión de una persona menor de 18 años a un contacto doméstico menor de 18 años) pero, por el contrario, sí detectaron contagios de adultos hacia los niños y jóvenes: hubo transmisión de SARS-COV-2 de adultos a contactos domésticos menores de 18 años. Esto quiere decir que, en realidad, son los adultos los que contagian a los niños. Y además, los niños son protectores de los adultos, debido a que los hogares con niños y adolescentes tuvieron significativamente menos probabilidades de ser positivos para SARS-CoV-2, en comparación con los hogares sin niños.
4- Los niños no obtendrán ningún beneficio con las inyecciones Covid
De acuerdo con la evidencia epidemiológica y científica reseñada, los niños son efectivamente inmunes al SARS-CoV-2. Se los puede considerar naturalmente inmunizados y de bajo riesgo, por lo tanto no necesitan recibir inyecciones Covid. Tienen una resistencia natural que los ha protegido hasta ahora sin ninguna vacuna. Las inyecciones Covid no puede beneficiarlos: tan sólo se puede esperar que se rompa esa barrera natural que los ha protegido y que aumente la susceptibilidad a la infección por las nuevas variantes de SARS-CoV-2. Ya se demostró que las personas completamente vacunadas tenían más probabilidades de ser infectadas por variantes de SARS-CoV-2 que las personas no vacunadas; y esto es debido a una disminución de la neutralización de los anticuerpos en los vacunados, pero no porque las variantes se asocien con una mayor infectividad.
Los datos de los CDC indican que en Estados Unidos la tasa de hospitalización por Covid para niños entre 0 y 17 años se sitúa entre 0,6 – 2,1 por cada 100.000 niños, sin muertes registradas. La tasa de lesiones graves reportadas por inyecciones Covid fue de 43 por 100.000 para los menores de entre 12 y 17 años (129.050 adolescentes que fueron vacunados, 56 fueron hospitalizados). Por lo tanto, los datos oficiales indican que la tasa de riesgo de hospitalización por lesión de la inyeccion Covid es entre 20 y 62 veces más alta que la de hospitalización por Covid. Si, leyó bien: el riesgo de hospitalización es de al menos 20 veces mayor en jóvenes de 12 a 17 años por la administración de la inyección Covid de ARN de Pfizer que el riesgo de hospitalización por infección del virus SARS-CoV-2 para el cual se supone que la vacuna ofrece protección.
La evidencia acumulada en los países con tasas de vacunación elevadas indicaría que la inyección Covid-19 no ofrece protección. Si bien se promocionó como eficaz en un 95%, lo que se ha visto 6 meses después en las personas completamente vacunadas es una reducción del riesgo relativo del 95% a menos del 50% y la reducción absoluta del riesgo con la vacuna de ARN es aproximadamente de 0,7%.
En Israel, donde la mayoría de la población adulta ha sido vacunada con dos dosis, la incidencia diaria de nuevos casos de Covid-19 es más alta que en enero de 2021, cuando una minoría de la población estaba vacunada. Las autoridades israelíes están administrando una tercera dosis de refuerzo y hay planes para administrar una cuarta dosis a finales de este año 2021, pero de una nueva inyección modificada genéticamente, llamada inyección Covid-19 de “segunda generación”.
Un estudio retrospectivo realizado en Israel demostró que la inmunidad natural confiere una protección más duradera y más fuerte contra la infección, la enfermedad sintomática y la hospitalización causada por la variante Delta del SARS-CoV-2, en comparación con la inmunidad inducida por dos dosis de la inyecciones de RNA. Los datos sugieren que la inmunidad natural es al menos 13 veces mejor que la vacunación para prevenir futuras apariciones de Covid. En otras palabras, las personas que habían recibido la inyección tenían un riesgo 13,06 veces mayor de infección con la nueva variante Delta del SARS-CoV-2. Este hallazgo va en contra de la propaganda de las vacunas Covid-19. Las autoridades sanitarias han negado la eficacia de la inmunidad colectiva y promueven las vacunas con la falacia de que “las vacunas provocan una inmunidad más fuerte que la infección natural”. Los datos científicos demuestran todo lo contrario.
Lo mismo se está observando en Inglaterra. Según el informe de vigilancia de la inyeccion Covid-19 de la semana 38 de Public Health England, para el grupo de edad de mayores de 40 años, los vacunados contraen Covid con más frecuencia que los no vacunados.
En los países que tienen tasas más altas de vacunación de la población se advierte que los nuevos casos de Covid predominan en las personas vacunadas, quienes, además, tienen cargas virales más altas que las personas con Covid no vacunadas. Esta es otra evidencia de que las inyecciones masivas contra Covid no ofrecen protección. Un estudio realizado recientemente en Vietnam indicó niveles hasta 250 veces más altos de la cepa Delta en los nuevos casos de COVID-19 que las cargas virales detectadas el año anterior, antes de la vacunación.
La comunidad médica y científica está siendo desafiada por hechos que no puede explicar. La premisa de que las inyecciones Covid “protegen” contra la enfermedad grave y la muerte y que se consideraban “fundamentales” para poner fin a la pandemia no se cumplió. El 90% de los nuevos casos de Covid son individuos vacunados con esquemas completos. La aparición de variantes del SARS-CoV-2 con mutaciones de la proteína S, totalmente resistentes a la neutralización de los anticuerpos vacunales, ha puesto en duda la eficacia de la vacunación.
El SARS-CoV-2 se ha hecho resistente a las inyecciones Covid, evade el sistema inmune de los vacunados, e interacciona de manera diferente con las células que infecta. Era de esperar. Los anticuerpos que se producen a partir de la vacunación intramuscular difiere del tipo de anticuerpos que se generan en las mucosas de las vías respiratorias y de los pulmones. Por eso la inmunidad adquirida por la infección natural es protectora, de amplio espectro, permanece por 18 meses y posiblemente perdure toda la vida. Por el contrario, las inyecciones Covid requieren dosis de refuerzo cada seis meses, y tan sólo generan resistencia y evasión viral, favorecen la aparición de nuevas cepas, generan nuevos brotes, promueven más transmisión y además, causan inflamación crónica, autoinmunidad y habrá que esperar para determinar si, a mediano y largo plazo, desencadenan procesos carcinogénicos totalmente nuevos inducidos por el tipo de plataformas génicas que se están ensayando y que nunca antes han sido utilizadas.
La publicación científica más reciente, del 25 de octubre de 2021, reporta que la variante A.30 del SARS-CoV-2 puede evadir el control de los anticuerpos inducidos por la inyección y podría mostrar una mayor capacidad para ingresar a las células de una manera dependiente de la catepsina L, lo que podría ayudar particularmente en la diseminación extrapulmonar.
Esto significa que la variante analizada es resistente a las inyecciones Covid, tiene facilitada la infección y la entrada a las células y una vez dentro del cuerpo del infectado, podría pasar con mayor facilidad a otros tejidos, más allá del pulmón. Dicho en términos simples, los científicos ya están admitiendo la ADE, la enfermedad agravada por las inyecciones Covid. Los autores alertan que la posible propagación de la variante A.30 y advierten que se justifica una vigilancia estrecha y la rápida implementación de contramedidas. ¿Se detendrá la vacunación masiva antes de que sea demasiado tarde?
El argumento que se ha utilizado para promocionar la vacunación masiva es que evitará la propagación del virus SARS-CoV-2 y que protegerá a quienes corren mayor riesgo. Pero la evidencia indica que vacunación ha aumentado la resistencia del SARS-Cov-2 y la carga viral en los vacunados también ha aumentado. Por lo tanto, la vacunación ha propiciado la propagación de las nuevas variantes.
Cinco de 10 cepas de SARS-CoV-2 circulantes a nivel mundial, que contenían mutaciones en el dominio de unión al receptor, resultaron muy resistentes a la neutralización de los anticuerpos vacunales de individuos que recibieron una o dos dosis de inyecciones BNT162b2 o ARNm-1273.
Un número relativamente pequeño de mutaciones en la proteína S (spike) puede mediar un escape potente de las respuestas a la inyección. Solo tres mutaciones fueron suficientes para generar una variante de escape, resistente al 70% de los anticuerpos neutralizantes probados. Estos datos predicen que, a medida que aumenta la inmunidad en la población después de la vacunación masiva, surgirán nuevas variantes, con consecuencias impredecibles.
La capacidad de las variantes para escapar de la neutralización de los anticuerpos generados por las inyecciones Covid nos muestra la necesidad urgente de desarrollar intervenciones protectoras amplias contra la pandemia. Debido a la incapacidad de las vacunas Covid de prevenir la transmisión, todas las variantes circulantes inevitablemente se volverán completamente resistentes a las vacunas y dominarán las variantes que se propaguen mejor entre los vacunados. Por este motivo numerosos autores advierten de la necesidad urgente de la rápida implementación de contramedidas para impedir la propagación mundial de las variantes resistentes a las vacunas Covid.
Un análisis reciente de la efectividad de la vacunación obligatoria realizado en la Universidad de Cornell (EE.UU.), ha revelado que a pesar del cumplimiento en la vacunación de todos los estudiantes, profesores y el personal de esta universidad en abril, (del 95% de vacunación) la incidencia de nuevos casos de Covid en el campus en la primera semana de septiembre fue 5 veces mayor que el año anterior en la misma fecha. Por lo tanto, la vacunación obligatoria masiva no mostró beneficios con respecto a la reducción de la incidencia de la infección por SARS-CoV-2 en este campus universitario.
El caso de Chile se debe tener en cuenta. Chile es el país con tasa de vacunación más elevada de Latinoamérica, con el 70% de la población vacunada. De un total de 19 millones de habitantes, más de 13 millones ya recibieron dos dosis de las vacunas Sinovac, CanSino, Pfizer y AstraZeneca. Sin embargo, actualmente atraviesa por un nuevo brote de infecciones por SARS-CoV-2, con más de 10.000 casos activos de Covid. Lamentablemente, en Chile ya se está vacunando a los menores, desde los 6 años en adelante. Incapaces de controlar la aparición de nuevos casos, las autoridades decidieron seguir apostando por las inyecciones y lanzaron un plan de vacunación con una tercera dosis en agosto y desde entonces ya han administrado más de 5,2 millones de dosis de refuerzo a las personas menores de 55 años. Las consecuencias son predecibles: aparecerán nuevas variantes resistentes a las vacunas, habrá nuevos brotes y se registrará un mayor número de casos de Covid que en los países menos vacunados.
Es reprochable la manera en que la eficacia y la seguridad de las inyecciones experimentales contra Covid ha sido subestimada por las autoridades de salud internacionales, a la vez que han sido promocionadas de manera irresponsable por los principales medios de comunicación como seguras, eficaces y necesarias sin que hayan finalizado los ensayos experimentales de fase 1, 2 y 3. Los famosos y los mandatarios que se muestran públicamente en la televisión y en las redes sociales recibiendo la vacuna contra Covid envían un fuerte mensaje a los ciudadanos, para que confíen en la seguridad de las vacunas. Pero lo cierto es que nadie asume la responsabilidad de los daños que las vacunas pueden ocasionar. Ningún profesional prescribe las vacunas Covid con sello, firma y número de colegiado. Tan solo las recomiendan, sin dejar por escrito que asumen las responsabilidad profesional de las consecuencias de lo que están recomendando. Las empresas farmacéuticas gozan de protección legal y patrimonial y están exentas de responsabilidad por los daños a la salud que las vacunas puedan provocar. ¿En quién recae la protección de nuestros niños y adolescentes? En los padres, que confían en los médicos, en los gobernantes y en los medios masivos de comunicación.
Los riesgos superan los beneficios, hasta que se demuestre lo contrario.
En vista del bajo riesgo de enfermedad Covid en los niños, adolescentes y jóvenes y los beneficios demostrados de la inmunidad duradera después de la infección natural por el virus, comparado con las variantes nuevas, resistentes a las inyecciones Covid y causantes de brotes cada vez más difíciles de controlar generados por la vacunación masiva, estimo que se requiere máxima prudencia y discernimiento ante las presiones, los gobiernos, la propaganda de las inyecciones Covid y las campañas de miedo y manipulación mediática.
En el contexto epidemiológico actual, asumir la responsabilidad de inocular voluntariamente a los niños y adolescentes con un producto que está todavía en fase experimental, cuyos efectos adversos reportados superan los beneficios, y sin haber comprobado la inmunidad natural previa contra coronavirus es, en mi opinión, aceptar el juego de la ruleta rusa con nuestros hijos.
Roxana Bruno, Bioquímica y PhD en Inmunología
(Fuente: http://cienciaysaludnatural.com)