Lo que sigue puede ser tomado de dos maneras distintas, irreconciliables entre sí: o bien como una metáfora sugestiva, pero fantasiosa, apta para encarar lo que está sucediendo desde una perspectiva virtual, o bien en su literalidad, que será rechazada por quienes entienden que la maldad humana no precisa de desencadenantes sobrenaturales y se basta sola en su abismal ferocidad. El que conoce, sabe que no tiene sentido justificar ni discutir una u otra. Y en ambos casos los consejos que el autor del texto nos brinda son dignos de consideración.
No son humanos. Los que han ideado e implementado este Plan Genocida no son humanos. Son los dioses, según les llaman todas las leyendas y todas las biblias. No se manifiestan más que cuando reciben energía vibratoria proveniente del dolor humano. ¿Suena loco? Pues espera, porque esto va a peor:
La estrategia que los dioses han usado para lograr que unos seres inteligentes (tú eres un ser inteligente, ¿sabes?) hagan, voluntariamente y sin caer en la cuenta de que son manipulados, lo que los dioses quieren, es lograr unir las mentes de muchos humanos, pues uno solo de ellos no produce energía suficiente para nada. Para lograrlo, los dioses idearon uno de los fenómenos sociológicos más antiguos que registra la historia: las religiones. Ha sido desde siempre así, es una de las estrategias de los dioses, la adecuada para obtener sus fines:
Qué buscan los dioses de nosotros:
Buscan las ondas que produce un cerebro humano excitado (sobre todo atormentado).
Buscan las ondas de la vida, es decir, la energía que desprende un cuerpo viviente cuando muere violentamente.
Buscan las ondas que desprenden todas y cada una de las células, que todavía siguen vivas por un buen rato después de que el hombre o animal ya ha muerto.
Buscan la sangre derramada, porque cuando ésta está fuera del cuerpo, libera muy fácilmente una energía que ellos quieren.
La etnia que les sirve en la cumbre, los judíos, el pueblo elegido por Jehová y el resto de los dioses, les imitan en cuanto pueden. Martirizan a la humanidad, apenas le permiten sobrevivir con su esfuerzo. Atormentan niños para extraerles el adenocromo que, inyectado en sangre, les permite envejecer más lentamente.
Los dioses ni nos odian ni nos quieren, exactamente como el propietario de un rebaño ni odia ni quiere a sus borregos.
Consejos:
No entres en el terreno de los dioses. No te colectivices.
No entregues jamás la mente a nadie. ¿Qué decir de las vacunaciones?
No invoques a nadie. No llames a nadie para adorarlo. No te postres ante ningún dios-persona ni ante ningún dios-cosa para rendirle culto o para celebrarle ritos.
No les ofrezcas tu dolor. No te brindes a sufrir. Rechaza el dolor por el dolor y no lo busques nunca. Rebélate contra el sacro masoquismo, que, como un sacramento, ha entronizado la Iglesia Cristiana durante siglos.
Prescinde de dogmas y ritos. Deja de lado las creencias tradicionales que tienen que ver con el más allá y con la manera de concebir esta vida.
Destraumatízate. Libera el alma de todos los miedos y de todas las angustias y de todas las deformaciones que las erróneas creencias religiosas (y en último término, los dioses) nos ha ido inculcando a lo largo de los siglos.
Instituyamos un nuevo orden de valores.
Organizemos nuevas prioridades en la vida, de acuerdo no con los deseos de ningún dios, sino con las necesidades del género humano.
CAMBIEMOS RADICALMENTE NUESTRA IDEA DE DIOS
Personalmente, me siento mucho más cerca de Dios cuando veo su mano firme moviendo la gigantesca maquinaria del firmamento o cuando me asomo a contemplar los fantásticos panoramas que estamos encontrando en lo profundo de la materia, que cuando leo en el Pentateuco las carnicerías y las venganzas del repulsivo personaje que el judeo-cristianismo nos ha querido presentar como el Dios del Universo.
Su tarea toca a su fin, gracias a la tecnología inventada por sus propias víctimas. Pronto, con la humanidad inoculada periódicamente con óxido de grafeno, pulsarán las antenas e infligirán un dolor instantáneo a toda la humanidad de cuya energía se nutrirán como en los peores y más destructivos días de la II Guerra Mundial.
Será tal el sufrimiento colectivo de la estirpe humana que podrán manifestarse cuando y donde quieran. Los extraterrestres llegarán por fin a nuestro planeta.
Esto está muy bien hecho. Os lo explico:
En 2019 aparece en la propaganda de los media la palabra VIRUS. Mágica, porque estremece a las gentes cultas, acomodadas y dirigente de segundo nivel. La palabra GUERRA no les hubiera afectado nada, hubieran seguido con su mediocre vida. Pero VIRUS significa que los afectados serán ellos, los felices, instalados en el sistema, los competentes. Los maestros del alarmismo (fear mongering) se lucen ante los psicólogos. La OMS participa, a pesar de su poca credibilidad. Es un plan GENIAL.
El inflado mediático es el mismo que el de la guerra contra el terrorismo o la propaganda previa a las guerras mundiales. La participación de los gobiernos de todos los países es similar a la de los prolegómenos de una guerra: propaganda visceral destinada a manipular sentimientos. Incluyendo elementos como el confinamiento, similares a los que se usaban para que las gentes utilizaran los refugios contra bombardeos. Pero ahora no hay bombas ni destrucción física. El enemigo es un supuesto sutil virus que se cuela por todas partes.
En ese momento se encendieron las alarmas en los cerebros pensantes, que fueron contrarrestadas mediáticamente con el concepto de teorías de la conspiración por toda una serie de organizaciones de Internet autodenominadas fact checkers.
La crisis quedó instalada.
Y entonces llegó la solución, preparada durante años: la vacunación indiscriminada, universal, con un "remedio nunca probado antes, liberando a los laboratorios y gobiernos de toda responsabilidad. Siempre se procura la voluntariedad del esclavo, si no, la energía extraíble es mínima, casi nula.
A pesar de las evidencias en contra de las vacunas (magnetización de los cuerpos, trombopenias generalizadas, pulmones inoperantes, arritmias (a las que llaman intencionadamente infartos, y no es lo mismo: el infarto avisa y tiene remedio; la arritmia, no), embolias, etc.; los gobiernos se han quitado las máscaras y los calzones empujando a la gente a vacunarse. No ya a los cultos voluntarios de primera ola, sino a la chusma sin cerebro que sigue las consignas de «vacunarse por solidaridad», como si esa clase de gentuza fuera capaz de tan alta cualidad. A esa chusma se la manipula simplemente diciendo que no hay vacunas para todos y corren a hacer cola.
La masa es incapaz de ver la obvia conexión causa-efecto. «Mi hijo se vacunó y ha muerto, qué pena, porque no de dio tiempo a generar anticuerpos». No, idiota. No des explicaciones para salvar tu alma. Está muerto. Permitiste que tu hijo se vacunara porque eres un borrego indeseable y te lo han matado. Y tu respuesta es: «Beeeeeeee».
Nunca entendisteis el objetivo de la vacunación con un tóxico neuromodulable. A una frecuencia determinada, el grafeno produce un gran dolor en todo el organismo, un sufrimiento como el de los cristianos devorados por los leones en un circo romano. Un dolor total, como describen los vacunados: dolor intensísimo de cabeza durante ocho semanas sin parar ni un instante. Sin paliativos, excepto la morfina terminal.
Los entes tienen el suministro de energía garantizado durante meses. O hasta que exterminen a la especie humana entera, si logran que se revacunen perpetuamente. Porque no quedará ni uno vivo. No hay inserción de pensamientos o sentimientos. Hay dolor intenso con un mando a distancia.
Un saludo a todos.
Juan del Encina (Juanete)
(Visto en https://acratasnet.wordpress.com/)
P.D.: En Italia se emitieron recientemente en la televisión nacional los resultados de dos estudios publicados en la revista Lancet, en los que participaron 20 mil macacos, un simio que comparte en un 98% el mismo ADN que nuestra propia especie. A cada animal se le administró una vacuna de ARNm, y luego si sobrevivía otra dosis. Después de 5 dosis, ¡TODOS murieron! Estos experimentos se hicieron hace 5 años. ¡Evidentemente, sobre esta base, los globalistas decidieron desarrollar vacunas de ARNm para los humanos!
No son humanos. Los que han ideado e implementado este Plan Genocida no son humanos. Son los dioses, según les llaman todas las leyendas y todas las biblias. No se manifiestan más que cuando reciben energía vibratoria proveniente del dolor humano. ¿Suena loco? Pues espera, porque esto va a peor:
La estrategia que los dioses han usado para lograr que unos seres inteligentes (tú eres un ser inteligente, ¿sabes?) hagan, voluntariamente y sin caer en la cuenta de que son manipulados, lo que los dioses quieren, es lograr unir las mentes de muchos humanos, pues uno solo de ellos no produce energía suficiente para nada. Para lograrlo, los dioses idearon uno de los fenómenos sociológicos más antiguos que registra la historia: las religiones. Ha sido desde siempre así, es una de las estrategias de los dioses, la adecuada para obtener sus fines:
Qué buscan los dioses de nosotros:
Buscan las ondas que produce un cerebro humano excitado (sobre todo atormentado).
Buscan las ondas de la vida, es decir, la energía que desprende un cuerpo viviente cuando muere violentamente.
Buscan las ondas que desprenden todas y cada una de las células, que todavía siguen vivas por un buen rato después de que el hombre o animal ya ha muerto.
Buscan la sangre derramada, porque cuando ésta está fuera del cuerpo, libera muy fácilmente una energía que ellos quieren.
La etnia que les sirve en la cumbre, los judíos, el pueblo elegido por Jehová y el resto de los dioses, les imitan en cuanto pueden. Martirizan a la humanidad, apenas le permiten sobrevivir con su esfuerzo. Atormentan niños para extraerles el adenocromo que, inyectado en sangre, les permite envejecer más lentamente.
Los dioses ni nos odian ni nos quieren, exactamente como el propietario de un rebaño ni odia ni quiere a sus borregos.
Consejos:
No entres en el terreno de los dioses. No te colectivices.
No entregues jamás la mente a nadie. ¿Qué decir de las vacunaciones?
No invoques a nadie. No llames a nadie para adorarlo. No te postres ante ningún dios-persona ni ante ningún dios-cosa para rendirle culto o para celebrarle ritos.
No les ofrezcas tu dolor. No te brindes a sufrir. Rechaza el dolor por el dolor y no lo busques nunca. Rebélate contra el sacro masoquismo, que, como un sacramento, ha entronizado la Iglesia Cristiana durante siglos.
Prescinde de dogmas y ritos. Deja de lado las creencias tradicionales que tienen que ver con el más allá y con la manera de concebir esta vida.
Destraumatízate. Libera el alma de todos los miedos y de todas las angustias y de todas las deformaciones que las erróneas creencias religiosas (y en último término, los dioses) nos ha ido inculcando a lo largo de los siglos.
Instituyamos un nuevo orden de valores.
Organizemos nuevas prioridades en la vida, de acuerdo no con los deseos de ningún dios, sino con las necesidades del género humano.
CAMBIEMOS RADICALMENTE NUESTRA IDEA DE DIOS
Personalmente, me siento mucho más cerca de Dios cuando veo su mano firme moviendo la gigantesca maquinaria del firmamento o cuando me asomo a contemplar los fantásticos panoramas que estamos encontrando en lo profundo de la materia, que cuando leo en el Pentateuco las carnicerías y las venganzas del repulsivo personaje que el judeo-cristianismo nos ha querido presentar como el Dios del Universo.
Su tarea toca a su fin, gracias a la tecnología inventada por sus propias víctimas. Pronto, con la humanidad inoculada periódicamente con óxido de grafeno, pulsarán las antenas e infligirán un dolor instantáneo a toda la humanidad de cuya energía se nutrirán como en los peores y más destructivos días de la II Guerra Mundial.
Será tal el sufrimiento colectivo de la estirpe humana que podrán manifestarse cuando y donde quieran. Los extraterrestres llegarán por fin a nuestro planeta.
Esto está muy bien hecho. Os lo explico:
En 2019 aparece en la propaganda de los media la palabra VIRUS. Mágica, porque estremece a las gentes cultas, acomodadas y dirigente de segundo nivel. La palabra GUERRA no les hubiera afectado nada, hubieran seguido con su mediocre vida. Pero VIRUS significa que los afectados serán ellos, los felices, instalados en el sistema, los competentes. Los maestros del alarmismo (fear mongering) se lucen ante los psicólogos. La OMS participa, a pesar de su poca credibilidad. Es un plan GENIAL.
El inflado mediático es el mismo que el de la guerra contra el terrorismo o la propaganda previa a las guerras mundiales. La participación de los gobiernos de todos los países es similar a la de los prolegómenos de una guerra: propaganda visceral destinada a manipular sentimientos. Incluyendo elementos como el confinamiento, similares a los que se usaban para que las gentes utilizaran los refugios contra bombardeos. Pero ahora no hay bombas ni destrucción física. El enemigo es un supuesto sutil virus que se cuela por todas partes.
En ese momento se encendieron las alarmas en los cerebros pensantes, que fueron contrarrestadas mediáticamente con el concepto de teorías de la conspiración por toda una serie de organizaciones de Internet autodenominadas fact checkers.
La crisis quedó instalada.
Y entonces llegó la solución, preparada durante años: la vacunación indiscriminada, universal, con un "remedio nunca probado antes, liberando a los laboratorios y gobiernos de toda responsabilidad. Siempre se procura la voluntariedad del esclavo, si no, la energía extraíble es mínima, casi nula.
A pesar de las evidencias en contra de las vacunas (magnetización de los cuerpos, trombopenias generalizadas, pulmones inoperantes, arritmias (a las que llaman intencionadamente infartos, y no es lo mismo: el infarto avisa y tiene remedio; la arritmia, no), embolias, etc.; los gobiernos se han quitado las máscaras y los calzones empujando a la gente a vacunarse. No ya a los cultos voluntarios de primera ola, sino a la chusma sin cerebro que sigue las consignas de «vacunarse por solidaridad», como si esa clase de gentuza fuera capaz de tan alta cualidad. A esa chusma se la manipula simplemente diciendo que no hay vacunas para todos y corren a hacer cola.
La masa es incapaz de ver la obvia conexión causa-efecto. «Mi hijo se vacunó y ha muerto, qué pena, porque no de dio tiempo a generar anticuerpos». No, idiota. No des explicaciones para salvar tu alma. Está muerto. Permitiste que tu hijo se vacunara porque eres un borrego indeseable y te lo han matado. Y tu respuesta es: «Beeeeeeee».
Nunca entendisteis el objetivo de la vacunación con un tóxico neuromodulable. A una frecuencia determinada, el grafeno produce un gran dolor en todo el organismo, un sufrimiento como el de los cristianos devorados por los leones en un circo romano. Un dolor total, como describen los vacunados: dolor intensísimo de cabeza durante ocho semanas sin parar ni un instante. Sin paliativos, excepto la morfina terminal.
Los entes tienen el suministro de energía garantizado durante meses. O hasta que exterminen a la especie humana entera, si logran que se revacunen perpetuamente. Porque no quedará ni uno vivo. No hay inserción de pensamientos o sentimientos. Hay dolor intenso con un mando a distancia.
Un saludo a todos.
Juan del Encina (Juanete)
(Visto en https://acratasnet.wordpress.com/)
P.D.: En Italia se emitieron recientemente en la televisión nacional los resultados de dos estudios publicados en la revista Lancet, en los que participaron 20 mil macacos, un simio que comparte en un 98% el mismo ADN que nuestra propia especie. A cada animal se le administró una vacuna de ARNm, y luego si sobrevivía otra dosis. Después de 5 dosis, ¡TODOS murieron! Estos experimentos se hicieron hace 5 años. ¡Evidentemente, sobre esta base, los globalistas decidieron desarrollar vacunas de ARNm para los humanos!